Poesía

Rosa en el desierto

Érase una vez un niño
dulces ojos, tiernas manos
vendiendo a sus pocos años
en la calle, bajo el frío
pañuelos, rimas y llantos
por un precio convenido
una limosna, un abrazo
un penique, un bocadillo

No quiso crecer despierto
vagabundo de despojos
maldito entre los rastrojos
que vieron nacer sus sueños
pero jamás tuvo odio
ni menor resentimiento
en el espejo sus ojos
buscaron otros sin miedo

Un día cuando la lluvia
ahogó su cruda miseria
halló por fin su condena
disfrazada de ternura
con sus caricias de seda
creyó encontrar la fortuna
era el amor por sus venas
era su sangre desnuda

Como dice la leyenda
el que nace ha de morir
ese amor que fué su fin
pudo ser su vida eterna
porque el amor es así
paso a nivel sin barreras
no te quejes, porque aquí
al que cruza lo atropellan

Archville

Poemas Grises

I. Luz Gris

Agonía, el fin por el principio
el llanto deja paso a la sonrisa
estéril, del detalle en adelanto
se sabe en el regazo, luego grita

Caricias, dale escalofríos
espasmos consentidos que palpitan
gemidos, sensibles y vacíos
escritos en el gesto, donde habitan

II. Aura gris

Quiso teñirse el cielo, desgarrándole la noche
jugueteando el reproche, conquistó sus sentimientos
ahora lo lleva dentro, le pide que lo perdone
vaga por los rincones, para destrozar su pecho

Quiso recordar momentos, siendo todavía joven
y cometió dos errores, dignos de sus lamentos
por uno murió su cuerpo, olvidado de los hombres
por otro vive su nombre, mutilado por el tiempo

III. Halo gris

Mírale a los ojos, mártir de su tiempo
en ellos puedes ver sus cicatrices
entrañas de retina y sentimientos

Cúbrele con soga y nudo fino
marinero de laguna en marejada
arlequín buscando circo

Archville

La agonía del detalle

Y entonces, de quietud y roce puro
clara fuíste, con las yemas de tus dedos
lisonjera, del deseo hacia el murmullo
envidiosa, comisura del portento
empleada en el silencio, claroscuro

Decoramos nuestra astucia con lo ambiguo
y la luz de la doncella, el violonchelo
fué maestro, fingiendo ser refugio
quien nos puso, la luna por sombrero
y el sol, por artilugio

Los jardines, nenúfares, el hurto
penitencias, de rodillas sobre el suelo
actrices, el teatro de lo absurdo
fracturaron nuestros huesos
nos construimos escudos

Archville

Lágrimas sobre arena

De la amargura del olvido, de su sabor agridulce
de la hiel y su aspereza, de la sangre de mis venas
de lo mucho que te quiero, de lo poco que te entregas
de lo vulgar que me siento, lágrimas sobre arena

De las veces que no estas, de tanto que yo me miento
de que por manta te quiero, de que mi tiempo no cesa
de tus ojos verdes tristes, de que mi alma se eleva
de un corazón que reza, lágrimas sobre arena

De tus dedos que me rozan, de mis manos que te viven
de tu condición pasmosa, de mi vida que ya tiembla
de la soledad ingrata, de que si besas me muerdas
de que te amo y golpeas, lágrimas sobre arena

Archville

Atardeceres de invierno

A veces contemplo el viento, como silba mi tristeza
Tiende a golpear mi mesa, con su firme movimiento
Atardeceres de invierno, melancólica pureza
Romped mi mirada eterna, despertad en mis adentros

Desde mi ventana enredas, para ver el firmamento
En el interior ya pienso, si no serás una estrella
Cada madrugada en vela, cada poema en progreso
estio y olor a incienso, me olvido de mis problemas

Rompo a llorar y no puedo, imaginar la respuesta
Entre todas estas penas, mis ojos se haran de hielo
Sufro si al observar el cielo, pegadito aqui a mi hoguera
Donde no quemo madera, quemo mis pensamientos

Evidencias de los hechos, yo te doy las que tu quieras
Improvisando las pruebas, que demuestran que no miento
No creas que es por miedo, de construír hoy las letras
Viendo aqui mi vida entera, perderse porque ya he muerto

Imposible el argumento, cuando la nieve regresa
Es para cualquier poeta, una estación de comienzos
Rompamos los documentos, adolecidos emblemas
Niños de su voz mas tierna, que nace otra vez de nuevo

Olvidas tu buen comienzo, o acaso tu mano tiembla ?

Archville